jueves, 17 de noviembre de 2016

Luego de leer un ensayo de José Morales Saravia sobre poesía peruana




Trilce es oral y letrado, metafórico e icónico, cristiano y pagano, histórico-cotidiano y mítico, de empaque imprevisible o aleatorio y cierto o correcto, todo de modo simultáneo.  Confluencias “técnicas” en relación y proporción, precisamente, a su densa opacidad cultural.  Si Trilce nos plantea una constante inversión y reconversión en nuestros modos de leer --con todos y cada uno de los cinco sentidos-- no es por evasiva sinestesia modernista ni por complicidad con el embotamiento informativo de nuestros días en semejantes, ambos, cambios de siglo.  Trilce, simplemente, nos permite acceder y experimentar un cronotopo: el de nuestras vidas junto con las de los demás o con lo demás --todo lo que pueda ser esto último- en un productivo, multiplicado e intenso estado de intersección.  Trilce remarca o auspicia una cualidad de la convivencia individual y social: anfibia y en estado de archipiélago.  Efectivamente, y a contracorriente, el mensaje no es el medio (McLuhan) o “es una banalidad decir que vivimos [y escribimos] en el mundo de la imagen” (Morales Saravia); hoy, más bién, en pertinente y sugestiva metáfora de Amálio Pinheiro: “o meio é a mestiçagem”.  Pareciera que se han quedado cortas, pues, las lecturas desde el gabinete.  Hoy por hoy no se interpreta ni se fabrica ya más un objeto de estudio.  Más que nunca, las lecturas requieren sobre todo se les acompañe; como una aventura no sólo intelectual, sino también del cuerpo y del deseo.  Trilce convida, sea la latitud en la que moremos, a este performance de “sensibilidad indígena”.  Devora las palabras, nomás; engulle las cortapisas de las lecturas ideológicas: coloniales o postcoloniales.  Desnuda al hipócrita lector que habita en cada uno de nosotros.



Morales Saravia, José

2014    El dominio de la imagen técnica en la poesíaperuana reciente”.  5 metros de poemas.  Carlos Oquendo de Amat.  10 noviembre.





martes, 15 de noviembre de 2016