Mostrando entradas con la etiqueta Los heraldos negros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Los heraldos negros. Mostrar todas las entradas

viernes, 16 de marzo de 2012

Análisis del poema 'Lluvia' (Los heraldos negros)

A los 120 años de César Vallejo



En Lima... En Lima está lloviendo
el agua sucia de un dolor
qué mortífero! Está lloviendo
de la gotera de tu amor.

No te hagas la que está durmiendo,
recuerda de tu trovador;
que yo ya comprendo... comprendo
la humana ecuación de tu amor.

Truena en la mística dulzaina
la gema tempestuosa y zaina,
la brujería de tu "sí".

Mas, cae, cae el aguacero
al ataúd, de mi sendero,
donde me ahueso para ti...


ANÁLISIS

1. Primera estrofa: Entendemos que aquel “tu amor” (v. 4) es también:

A) Sucio
B) Abundante
C) Sincero
D) A y B
E) Ninguna de las anteriores

2. Segunda estrofa: Aquella “humana ecuación” (v .8) se refiere a:

A) Sueño
B) Cálculo
C) Recuerdo
D) Cariño
E) Ninguna de las anteriores

3. Tercera estrofa:

Dada la definición de dulzaino, na. (v. 9)
De dulce
1. adj. coloq. Demasiado dulce, o que está dulce no debiendo estarlo.
2. f. despect. Cantidad abundante de dulce malo.

Y de zaino, na. (v. 10) (Del ár. hisp. zahím, indigesto, antipático, desagradable, y este del ár. clás. zahim, pringoso).
1. adj. Traidor, falso, poco seguro en el trato.

El “sí” de la amada pasa en el poema como:

A) Honesto
B) Falso
C) Traidor
D) B y C
E) Ninguna de las anteriores

4. Cuarta estrofa: “sendero” es una metáfora de:

A) La amada
B) El yo poético
C) El aguacero
D) El hueso
E) Ninguna de las anteriores

5. Si la “amada” del poema “Lluvia” fuera la ciudad de Lima, donde Vallejo vivió como un provinciano. Y considerando la extraordinaria y sutil alusión sexual-mortal del verso final: “donde me ahueso para ti…”. Estaríamos ante un poema de:

A) Odio radical a la capital
B) Amor ciego a la capital
C) Amor y odio a la capital
D) Indiferencia ante la capital
E) Ninguna de las anteriores

lunes, 24 de enero de 2011

Vallejiano Beckett/ Abelardo Oquendo

A fines de 2009 Editorial Castalia publicó una edición de Los heraldos negros de César Vallejo que apenas ha circulado entre nosotros, tiene un interés muy especial: es la única que recoge de manera sistemática las variantes textuales hasta ahora advertidas en el cotejo de diversos ejemplares de la edición príncipe de Los heraldos. (Insólitamente, no todos los volúmenes de esa edición son idénticos, según descubrieron Silva y Martos en 1992). Las variantes halladas eran siete, la edición de Clásicos Castalia, debida a Marta Ortiz Canseco, añade tres más. Ortiz enriquece este aporte con notas al texto, una bibliografía de las primeras versiones de los poemas de Los heraldos y otros materiales de valor para estudiosos.

Una razón más que hace especial este librito –que tan poco ha circulado entre nosotros– es su introducción, escrita por Efraín Kristal, talentoso crítico y comparatista literario, quien menciona en ella algo sorprendente relativo a Samuel Beckett, concretamente a Lucky, el personaje de Esperando a Godot: “Existen poemas importantes de Vallejo –afirma– que podrían haber inspirado la creación misma de Lucky, agredido con una soga y con un palo por quienes lo castigan sin causa.” Dado que Beckett leía español y tradujo al inglés poesía hispanoamericana, los breves datos que ofrece aquí Kristal bastan para no pensar en coincidencias.

martes, 15 de junio de 2010

Análisis del poema "Los heraldos negros"


Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!


El «charco» (v. 16) es la imagen por excelencia de este poema y de esta parte del poemario, con sus análogos pozo, de «empozara» (v. 4); «zanja(s)» (v. 5); «caída(s) honda(s)» (v. 9); «puerta del horno» (en cuanto al contorno, sobre todo si pensamos en un horno rústico o tradicional andino) (v. 12). De esta manera, pues, y tal como nos lo ilustra el diccionario, «charco» es una unidad léxica cuya ‘agua u otro líquido’ semánticamente implica los conceptos de detenimiento y cavidad ‘de la tierra o del piso’ (Diccionario de la Lengua Española). Es decir, aquellos conceptos están opuestos de modo correlativo al movimiento circular de las aguas en el mar, y a la verticalidad de las aguas de la lluvia; dinámicas ambas fundamentales, sobre todo la del mar, en el caso de Trilce. Y, también, conceptos opuestos al movimiento dialéctico que informan, en general, los poemas de París, fruto de la última etapa en la creación poética de César Vallejo(1).

En «Los heraldos negros» asimismo está ya implícita su inversión semántica, «Los heraldos blancos», sobre todo si reparamos en la palabra «resaca» (v. 3)(2), que nos revela lo transitorio de todo el estado mental o afectivo que se refleja en aquel poema y primera parte del libro de 1918. En realidad, «Los heraldos negros» nos instala de una vez en la fenomenología de lo cíclico o de la repetición, ilustrado por antonomasia por el movimiento de las ondas marinas; es decir, el mar de «la resaca» [«de todo lo sufrido»] y el de la ola que llega a la orilla, aunque opuestos, son complementarios, uno y el mismo.
A partir de esta explicación es fundamental también reparar que este poema es liminar no sólo estructuralmente, sino también semánticamente al instalarnos en el ámbito de una «orilla», frente a un umbral o entrada al mar. El último poema de Los heraldos negros, «Espergesia» de «Canciones del hogar», semejante en su contenido metafísico o religioso al poema que nos ocupa —«Yo nací un día que Dios estuvo enfermo» (vv. 1-2, 6-7, 13-14, 19-20, 35-36), en aquel, «Golpes como del odio de Dios» (v. 2) en este—, también aparece vinculado a una escenografía marina: «luyidos vientos» (v. 25). Mas, veremos luego, esta estructuración circular del poemario en relación al elemento marino estará mucho mejor definida en Trilce donde, por ejemplo, su primer y último verso guardan una muy estrecha relación: «Quién hace tanta bulla y ni deja/ Testar las islas que van quedando [atrás]» («Trilce I»); «Canta lluvia, en la costa aún sin mar» («Trilce LXXVII»). Sin embargo, y esto resulta muy significativo, el mar liminar que percibimos en ambos poemarios es muy diferente. El del poema «Los heraldos negros» nos conduce, con «la resaca de todo lo sufrido» (v. 3), hacia la profundidad marina, espacio interior y líquido cuya opacidad u oscuridad es el color —prácticamente en todo el poemario de 1918— concomitante al adolorido sentir del yo poético y, en este sentido, la palabra «resaca» aquí también es análoga a «charco». En cambio, «Trilce I» nos hace permanecer en la superficie de las aguas y pareciera hacernos partícipes de un viaje, básicamente gozoso y lleno de luz: «seis de la tarde/ DE LOS MAS SOBERBIOS BEMOLES» (vv. 12-13).


NOTAS
(1) Dialéctico sobre todo en cuanto a una síntesis entre «inclusión» y «circularidad», las poéticas vallejianas anteriores a España, aparta de mí este cáliz. Aunque en esta última etapa de la poesía de Vallejo pueda observarse, como luego veremos, un relieve particular de las teorías darwinianas (teoría de la evolución), mas fusionadas asimismo con un principio dialéctico implícito en la importancia que por la época cobra el marxismo en la obra del poeta. Al respecto, observa Antonio Melis: «en su marxismo [el de la poesía de Vallejo] se percibe un énfasis en el materialismo biológico, concebido como algo anterior, por supuesto no cronológicamente sino ontológicamente, al materialismo histórico» (1994: 242).
(2) ‘Movimiento en retroceso de las olas después que han llegado a la orilla’ (Diccionario de la Lengua Española).

De Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo (Lima: Fondo editorial PUCP, 2004)